Desde los abismos del mundo emerges como emergen las burbujas al costado de un coral en el último espacio del verano detrás de la piedra que el mar tocó, suave, eviterna, pura.
Eres la brisa que elevó las velas de mi barco para navegar en tu vida con tus remos y de nuestra mano, el futuro.
Las palabras caen a mí como cayeron las hojas de mi cielo el día que te conocí y el papel no es más que un testigo del cariño eterno, promesa de amor, sonrisa de mañana y sueño de vida.
Eres el primer respiro de la mañana al abrir la ventana y afuera, un campo de retamas.
Sueño de amor, esperanza de humo, música del alma y saber que el mundo se detiene cuando estás conmigo.
Desde los abismos del mundo emerges como emergen los diamantes de lo más íntimo del planeta para que se vanaglorien en tu dedo. Eres la princesa de mi cuento y en el frio del invierno, un cuerpo para dos.
Eres como la primera ola de la mañana, frágil, bella, limpia, única.
Si fueras pintura yo sería música, canto de amor que llegó a tu oído y un sentimiento que adornó al espacio que sólo tú conoces, mirada que asiente y un futuro de tu mano, así te amé.
Esa noche mis palabras buscaron tus oídos y sentir que el corazón del mundo se sincroniza con nosotros, eras la canción de amor que retumbo las paredes al otro lado del continente.
Desde lo profundo del alma emerges como emerge nuestro amor a través del vacío de la nada, guerrero herido que decide coger más fuerte su espada y siente que el dolor ya no le hace mella, atlas que siente que puede cargar al universo entero cuando lo miras y un huracán que no pudo soplar la vela.
Momento ficto que en el futuro encuentras sosiego, vida fatua que en tu voz encuentra el sentido y un amor que te esperó al otro lado de la playa. El amor emergió de entre nuestras almas y un abrazo en el que nuestros huesos estorbaron, un día más…quizá dos.
